Llevo tiempo queriendo escribir acerca de las relaciones de futura-pareja, esa que se acaba antes de tener la famosa "charla", esa que termina después de verse dos veces o la que ni empezó a ser nada que solo se resume en horas y horas de conversaciones por esa aplicación del demonio con la que casi ni podemos vivir; aunque hay otras que ni siquiera se cruzaron palabras, todo se resume en "amor platónico inalcanzable".
No se si será porque mi corazón también es de escayola o porque en otra vida fui un gato, pero mi vida sentimental se resume en eso, amores platónicos que cuando los consigues resulta que nada es como imaginabas y en vez de afrontar las situaciones como cualquier humano, me encierro en mi corazón de escayola y salgo huyendo, bufando cual gato enfadado; enfadada por seguir utilizando el mismo patrón de actuación, como un psicópata obsesivo que no es capaz de salir del bucle de autodestrucción programada.
Todo este tiempo de vaivenes emocionales que producen una erosión de la escayola y que sientes que vas quedando al descubierto, sin ganas de mirar a otro gnomo con mayor interés que mantener una conversación agradable, aunque ellos no quieran conformarse con eso. Muy educada das tu número y vuelve el dar largas, el esperar eternidades para contestar y mantener esa actitud con la esperanza que un día decidan no escribir más. No existen ganas de amores, de turismos emocionales ni de conversaciones que duren más que lo necesario si la otra parte desea algo más que eso, una simple conversación agradable.
Las mariposas volaron y a los gusanos eso de la metamorfosis les suena lejano, no quieren oír hablar de capullos de seda ni nada más que de lo que comerán hoy o dentro de dos días. Todo el olor a algodón dulce y corazoncitos les da ganas de inmolarse y así no cumplir más la función de engañar a su dueña y hacerle creer que ese de enfrente puede ser el amor de su vida.
Que se acabaron las gilipolleces, prefiero mi corazón de escayola entero, sin erosiones ni fisuras.
Buenas noches
